Un buen ajuste es clave para un control adecuado y para permitir que cada una parte del pie del jugador entre en contacto con el balón, sin que haya aire entre el pie y la bota. Más allá de que el impacto puede ser doloroso y las espinilleras no previenen todas y cada una de las lesiones, pueden minimizar el encontronazo, el dolor y los moretones que pueden generarse con el contacto regular con el fútbol.