Allí decidió fundar esta marca de ropa de baño sostenible, producida a base de materiales realizados con plásticos y redes que se encuentran en las costas. Y es que la firma norteamericana ha vuelto a apostar por la multitud de franjas, hasta un total de 17, que se estilizan paulatinamente a lo largo de la camiseta. Joyitas con un punto rebelde que duran para siempre. Hace un par de meses abrió su primer espacio propio en Barcelona: una flahship store de siete plantas en las que los amantes de las lentes querrán pasarse las horas muertas.